Hace unos meses vi “Abril” de Nanni Moretti por primera vez. En ella, y a través de ese metalenguaje tan suyo, Moretti nos acerca a la neurosis que precede al nacimiento de su hijo –lo hará en 1996, ¡como yo!–. Está obsesionado con las películas que su mujer debe ver mientras está embarazada, con la música que debe escuchar el niño desde el útero materno, y, sopratutto, con el gobierno que será elegido en las siguientes elecciones. Simultáneamente, Moretti tiene que rodar su película. ¡Oh, el cine dentro del cine! Como sea, todo apunta a que él va a colapsar. Tanto es así, que en vista de que todos lo ignoran, se va a Londres, al Speakers' Corner en Hyde Park a recitar su verdad. Os dejo unos frames para que os hagáis una idea del tono de la película, que la podéis ver en Filmin.


A pesar de haberle costado Dios y ayuda esquematizarla (en todo caos hay estructura, por eso la historia nos funciona), la sensación de arbitrariedad resulta inspiradora. Lo ves, lo oyes y piensas: joder, yo también puedo contar así mi movida. Solo me hace falta un buen guion, una cámara en condiciones y una grabadora. Fue así como me propuse rodar un cortometraje de autoficción para plasmar mi verano en Madrid, superar mis cositas y, en definitiva, existir. Porque quién soy yo sin esto. Sin la narrativa, no soy nada. Ya sabéis, ser leída es ser amada. Qué putada.
COMENZAMOS.
Así, me convierto en personaje, identifico el conflicto y el objetivo y contrapongo el “¿Qué quiero?” versus “¿Qué necesito?”. Presento a posibles personajes que saldrán y que me ayudarán a contar la historia. A partir de aquí, me divierto.
Me imagino que estoy acostada en la cama y que ruedo la escena con un plano cenital.
Después, escribo:
INT. SALÓN - NOCHE. Gema cena mientras ve una película.
OFF: Podría dedicar el verano a escribir el libro que paga las facturas. O a hacer una cata de gazpachos, pero sé que acabaría eligiendo uno hecho por mí. Además, solo me apetece ver películas de Nanni Moretti y beber agua con gas hasta que la vejiga vaya a estallar. Me reconforta pensar que es una forma de autolesión. Una vaga y cobarde.
He decidido que voy a usar mi propia voz en off, aunque no me guste mi tono. Quiero darle toda la verosimilitud posible. Si es una mierda de voz, quedará una mierda de corto.
EXT. PUENTE – TARDE. Gema está acodada en la barandilla, de espaldas.
OFF: Van a tapar esta parte de la M30 para hacer un parque. Las obras me persiguen a todos los pisos a los que me mudo. ¿Dejaré algún día de estar en construcción? Estoy rota. ¿Me tiro? ¿He llegado a ese pozo del que habla Natalia Ginzburg? Estuve una temporada. La recuerdo bien. Cada noche me acostaba deseando no levantarme al día siguiente.
Pinto esto en Procreate como un boceto de lo que podría ser el póster. No tengo ni idea de diseño gráfico, pero a veces me da por pintar. Me relaja.
INT. DORMITORIO - NOCHE. Gema está en la cama, en una postura rara. Sonríe viendo tuiter.
OFF: Me hace gracia la cantidad de personas que no saben la relación parasocial que tengo con ellas. Casi todas son periodistas. También hay sociólogos o expertos en geopolítica con aspecto de curas sacados de la Teoría de la Liberación. Friquis que hablan sobre cuestiones que a mí se me escapan. No tengo un deseo particularmente sexual con respecto a ellos. ¿Intelectual, quizás?
INT. DORMITORIO - NOCHE. Gema frente al espejo.
OFF: Además, teóricamente estoy buena. ¿Por qué no consigo captar su atención? ¿Qué más tengo que hacer para ser deseable? (PAUSA) Hablar de este tema me enferma, me hace sentir culpable. Hay cosas más importantes a las que dedicarle mi tiempo. Supongo que cuando vuelva a vivir, lo haré mejor.
Gema se cepilla el pelo.
OFF: Pensamientos intrusivos de esta noche: me encantaría cortarle el pelo a Oliver Laxe; ojalá no me hubieran salido canas en el pelo púbico a causa del estrés; Sabrina Carpenter lleva peluca. ¿Qué me pasa hoy con las rutinas capilares? ¿Qué dice el psicoanálisis de todo esto? ¿Pensará mi padre en mí tanto como yo pienso en él? ¿Existe Dios?
Gema se toma un orfidal.
Hoy martes, la psicóloga me ha dicho algo desconcertante y que a la vez, yo ya sabía. Resulta que no le tengo miedo al compromiso. Todo lo contrario. Las ganas de que me quieran arrollan con todo. Al parecer, pretendo levantar pesas de 100 kilos cuando apenas puedo con los ejercicios de pilates. Me pide que deje de culpar a la niña que fui porque entonces estaba aterrorizada por no ser vista, por no sentirse válida. No eres esa niña, me dice. Ya no soy esa niña, me digo.
Sí, necesito espabilar. Me niego a vincularme con los hombres esperando que me admiren para, entonces, quererme yo y sentir que existo. ¿Qué clase de poder les cedo? Entiendo de dónde viene la necesidad, la comprendo, pero a la hora de la verdad, no la trabajo. Mis amigas están hartas de mí.
(En la escritura del guion olvido que soy un personaje y se me cuela la primera persona).
Llegadas a este punto, cómo no acordarse del monólogo de Jo March en “Mujercitas”:
Women, they have minds and they have souls, as well as just hearts. And they've got ambition, and they've got talent, as well as just beauty […], but I’m so lonely.
¿Desde dónde nace tu concepto de valor, Gema? ¿Desde dónde te relacionas con la autoestima? Has madurado, ya no dependes de la aprobación de tu gente, pero, querida, el feminismo no ha conseguido curarte de tu adicción a la validación de los hombres mediocres. El mejor de los ultraprocesados.
Y lo peor es que apelando a la mediocridad de los hombres –ya ya, not all men no sé qué–, no conseguiré nada. Es como aquella escena de “Chicas Malas” en la que Lindsay Lohan se ríe de su contrincante por tener los dientes manchados de carmín hasta que se da cuenta de que burlarse de ello no le hará ganar la competición ni ser una mejor persona. El mismo rechazo me provoca esa peña que desea que los hombres se queden calvos como si fuera algo malo (?), o que menosprecian el tamaño de los penes. No sé, es un poco el feminismo de Moderna de Pueblo que para 2015 estaba bien, pero chica, han pasado ya diez años.
INT. DORMITORIO - ATARDECER. Gema mira por la ventana de su cuarto. Luego, escribe.
OFF: Los atardeceres son bonitos. Es la mejor hora del día, un poco antes del rayo verde. Me inspiran para escribir. Así que decido escribirle a este. (PAUSA) De vez en cuando me hace comentarios hilarantes sobre mis tetas. (PAUSA) El problema es que pasa un rato y no me contesta.
Quería grabar esta secuencia sobreponiendo una interfaz de Instagram con conversaciones inventadas de WhatsApp, con fotos antiguas, con recortes varios. Jugar a las formas.
Sé que la búsqueda del amor romántico, la normalización del sexo esporádico y la independencia con respecto a la mirada masculina van todas de la mano, pero cuánto cuesta aplicarlas en este sistema que no hace más que retroceder. Y mientras, la propaganda tradwife sigue campando a sus anchas. Qué putada.
Me pregunto si tiene sentido rodarlo. Si la respuesta es afirmativa, ¿cómo crees que debería acabar esto? Además de conmigo recogiendo un Goya y escapando para siempre de las palmaditas en la espalda. Quizá Miriam podría decirme: “Hazme caso. Nunca te vas a enamorar del todo de un capullo al que le gusta ser un capullo”.
Sea como sea, de momento no hay final. Supongo que yo no cabalgo tanto las contradicciones como las incertidumbres. Esas se me dan de locos. Qué putada.
G.
Viva Palestina libre.
Solo quiero enamorarme de nuevo y acabar con el estado de Israel 💖
¡Y lo bien que dibujas! 🥲